domingo, 14 de abril de 2013


Me miras y te vas...
Tan lejos, que me olvidaras.

Capitulo setenta y ocho:

Él me mira fijamente. No dice nada, pero no aparta la mirada de mi. Alzo las cejas, mi cabreo es cada vez más notable.

-Odio que saques tus propias conclusiones… -levantándose- pero ¿sabes qué? Piensa lo que quieras, total, lo vas a hacer de todas formas –sus ojos han pasado de estar llenos de lagrimas, a llenos de furia.

-Quizás, dejas que piense lo que quiero porque sabes que tengo razón ¿no? –me acerco y casi puedo sentir como se paran sus latidos.

-Quizás, dejo que pienses lo que quieras porque eres una niñata y sé muy bien que vas a pensar lo que te de la gana –se acerca más a mi y esta vez es él el que cruza los brazos.

-Quizás, dejas que piense lo que quiero porque eres imbécil y prefieres darlo todo por zanjado a tener que luchar un poco más –me acerco más a él y vuelvo a clavar la mirada en sus ojos.

-Quizás, ya este cansado de luchar por algo que no vale la pena –deja caer los brazos y desvía la mirada hacia mi boca.

-¿Estas seguro de qué no vale la pena? –sonrío y me pego a su cuerpo.

-Lo único de lo que estoy seguro es que eres una niñata –dice sin apartar la mirada de mi boca.

-Entonces, vamos bien, porque de lo único que yo estoy segura es de que eres gilipollas –acerco mis labios a los suyos, siento su respiración.

-Caprichosa –roza mis labios, apoyo mis manos en su pecho y le doy un pequeño empujón.
-Eres una pesadi…

No puedo terminar, su boca me interrumpe, se apodera de la mía con fuerza. Una de sus manos se desplaza a mi nuca mientras la otra agarra mi cintura y me pega más a él. Alzo las manos y las subo hacia su pelo, mis latidos se descontrolan. Sus manos van recorriendo mi cuerpo lentamente mientras deslizo mis dientes por su labio. Suelta un pequeño gemido antes de bajar sus besos hacia mi cuello.
Sonrío pero la sonrisa termina por convertirse en un pequeño quejido cuando desliza sus dientes por mi cuello. Sus manos se adentran en mi camiseta y comienzan acariciar mi espalda. Suspiro y bajo las manos hacia su camiseta, él se aparta y puedo ver el principio de una sonrisa en sus labios cuando me ayuda a quitarsela.

Tira la camiseta al suelo y echo un rapido vistazo a su cuerpo, ha cambiado mucho. Vuelvo a subir la mirada hacia su cara y me apodero de sus labios, los hago mios una vez más. Sus besos no han cambiado, sus manos recorren mi cuerpo como lo hacian meses atrás, su olor, su sabor, todo sigue igual y por un momento siento como si estos meses solo hubieran sido una triste pesadilla.
Comienza andar mientras sus labios aun siguen pegados a los mios, yo camino de espalda y ni si quiera vacilo a la hora de dar los pasos, me conozco esta casa de memoria.

Sus se deslizan hacia el final de mi espalda y yo comprendo al instante lo que quiere hacer. Entrelazo las manos alrededor de su cuello y doy un pequeño salto para acabar con las piernas enredadas en su cintura mientras él sigue camina y devorando mis labios.

De pronto me entran unas ganas inmensas de reir. Él vuelve a bajar sus labios a mi cuello y me pego aun más a él. Deja de caminar y se reincorpora, me vuelve a mirar a los ojos. Se que es una pregunta implícita, pero no tengo ganas de contestar, no quiero pensar.

Me bajo de su cintura y deslizo las manos por mi camiseta para desprenderme de ella. Él sonrie, vuelve a deslizar los labios por mi cuello y va bajando hacia mi pecho con un rio de besos. Comienzo a caminar de nuevo, entrando en ese habitación que ya me conozco de memoria. Bajo la mirada hacia sus pantalones y comienzo a tirar de ellos.

Desliza las manos hacia el cierre de mi pantalón y me ayuda a desprenderle de los suyos. Nuestra respiración se vuelven loca, se aceleran, se descontrolan. Me quito los zapatos con los pies y hago que mis pantalones toquen el suelo mientras mi boca vuelve a ir en busca de la suya.
Acaricia mi espalda y desabrocha el sujetador, me aparto y me deshago de él. Me mira fijante y recorre mi cuerpo con su mirada. Doy un pequeño paso hacia atrás y choco con la pared. Él sonríe y desliza sus manos hacia mi cintura para pegarme más a él. Mis labios recorren su cuello, haciendo que se acelere aun más su respiración mientras mis manos se bajan entre sus piernas.

Sus manos terminan de recorrer mi cintura hasta llegar al filo de mi ropa interior. Una vez que esta toca el suelo él se aparta y vuelve a mirarme. Me pego a él una vez más y tiro de sus calzoncillos hasta que estos llegan al suelo. Suspira y se apodera de mi boca de nuevo, pero esta vez más despacio, con más calma. Le muerdo el labio y deslizo las manos por su espalda. No puedo parar, no puedo ir despacio, no quiero pensar, ahora no.

Apenas cinco pasos atrás y ya toco el filo de la cama con la pierna. Me dejo caer y él cae encima mio. Nuestra bocas no se separan, no se despegan. Comienzo acariciar su espalda y cierro los ojos cuando sus labios descienden hasta mi pecho. Suelto un pequeño gemido y alzo la cadera por instinto mientras sus manos bajaban por mi tripa. Se separa y me mira, sonrío y vuelvo apoderarme de sus labios. Poquito a poco va a entrando dentro de mi, clavo las uñas en su espalda y solo hacer falta un pequeño gemido para que empecemos con nuestro ritmo frenético.

Mis manos se vuelven locas, se acomodan al compás de mis latidos totalmente descontrolados, recorren todo su cuerpo, lo memorizan una vez más. Cierro los ojos, saboreo el contacto de su piel sobre la mía, su aliento sobre mi cuello, el contacto de sus manos con mi piel... Esa piel que ya prácticamente es más suya que mía.

Pierdo la noción del tiempo, del espacio, vivo el momento, subo al cielo y solo vuelvo a bajar a la tierra una vez que ya estoy recostada sobre su pecho, intentado estabilizar mi respiración. No abro los ojos, ni si quiera quiero abrirlos, no me hace falta. Dejo pasar el tiempo y acaricio su pecho repasando todo lo sucedido. No hablamos, simplemente dejamos que el silencio hable por nosotros.
De repente siento un vacío, algo que me empuja directamente a un dolor agudo. Recuerdos sus palabras, me abrasan. Levanto la cabeza, y hago un esfuerzo sobrehumano para abrir los ojos. Me encuentro con sus ojos cerrados, su respiración calmada y su cuerpo relajado, sé que esta dormido.
Entonces, parece que todo cobra un nuevo sentido. Quizás realmente no merezca la pena seguir luchando por algo que ya esta muerto. ¿Qué va ha pasar ahora? ¿Se despertara, me besara y todo volverá a ser como antes? Suspiro. Sé muy bien que no va a ser así. Se despertará y me repetirá una vez que esto ya esta acabado. Siento que las nauseas vuelven a mi. No, no podría soportar eso otra vez.

Me levanto con cuidado, despacio, para no despertarle. Echo un pequeño vistazo a la habitación, memorizando cada rincón. Observo su móvil en la mesilla de noche, alargo la mano y marco su código casi por inercia. No miro nada, me dirijo directamente a "notas" y mis comienza a moverse solos.
“Tal vez tenías razón y no merezca la pena seguir luchando por algo que nunca saldrá bien. Gracias por esta ultima vez... Gracias por todo lo vivido, por París, por los infinitos, por enseñarme a querer hasta limites insospechados. Es la hora de dejarlo marchar, es el momento de olvidar. Espero que cuando todo esto pase, cuando todo haya acabado por fin, recuerdes que tienes aquí a una amiga, a tu niñata, que siempre te va ha querer. Te quiero, infinito elevado al infinito... Y ahora tengo más que seguro, que realmente no se puede más.”

Dejo el móvil al lado suyo, sin parar ni si quiera a mirarle. Sé que si lo miro, este vacío me impedirá respirar y no podré moverme. Limpio las lagrimas en mis ojos, recojo la ropa y me dirijo al salón a vestirme.

Una vez en la entrada, siento como empiezan a fallarme las piernas, me tiembla todo el cuerpo. Echo un ultimo vistazo a estar casa... A la que me ha visto ser feliz durante todo un año y dejó que las lagrimas inunden mi cara. Abro la puerta y cuando salgo por ella y por fin vuelvo a cerrarla siento como si me doliese cada milímetro de mi piel.

Todo ha acabado, de una vez y para siempre... Y nunca en mi vida, me había dolido tantísimo un final.

3 comentarios:

  1. Necesito comentarte pero no sé el qué... así que lo dejaré en que incluso echaba de menos llorar leyéndote. Sin palabras.

    ResponderEliminar
  2. Sin palabras... Ha sido todo muy extraño, no me lo esperaba, echaba de menos tus capítulos, y como ya te he dicho miles de veces me encantan, una vez más me has hecho llorar leyéndote, siguiente pronto bonita ��

    ResponderEliminar