“Fui tan importante para ti,
que nunca te imaginé
tan lejos.”
Capitulo setenta y cinco:
Cinco de la mañana. No paro de dar vueltas en la cama… No
entiendo lo que me pasa. No dejo dar darle vueltas a todo, de analizar los últimos meses e intentar refugiarme en los momentos buenos para comenzar a ver
la luz en este cielo tan negro.
No paro de darle importancia a todo, no consigo pasar
pagina. Me duele ser su amiga, pero me duele más que nos pasemos semanas sin
hablarnos. Agarro a Nani y me abrazo a él con fuerza. Es lo único familiar en
esta casa, lo único que me hace sentir que realmente es mía Aspiro su olor y
una vez más, casi por inercia, me viene su imagen a la cabeza. Sé que no
podemos seguir así. Dos días bien y ciento mal.
Quizás sea el momento de aceptar que todo se ha terminado,
pero aceptarlo de verdad. Dejar que todo se marche, las miradas, las sonrisas,
los besos, los recuerdos… los infinitos. Quizás el tiempo de nuestro amor ya ha
terminado, quizás ahora sea el momento de empezar asimilarlo.
Agarro el móvil con la mano libre y pego a Nani aun más a
mi. Mis dedos se deslizan por la pantalla, pero apenas soy consciente de lo que
escribo.
“Necesito verte… Necesitamos hablar, esto no puede seguir
así, tenemos que dejar que comportarnos como dos niños”.
Dejo el móvil encima de la mesita de luz y cierro los
ojos para intentar dormir una vez más.
De repente, y como ya es costumbre, los recuerdos vuelven a mi moría, me queman
la piel.
“(Dos semanas antes)
Le observo a lo lejos y me voy acercando despacito, casi con
miedo. Respiro hondo e intento que en mi cara no se refleje mi mal humor. El me
mira, sonríe y se acerca a mi para acurrucarme en sus brazos. Yo me dejo
abrazar, pero no correspondo el abrazo, la verdad es que no estoy de humor.
-Buenos días, pesadilla –dijo sentándose y dibujando una
pequeña sonrisa traviesa en su cara.
-Buenos días –dije sentándome sin apartar la mirada de él.
-Uuuuy ¿qué es esa cara? ¿nos hemos levantado con el pie
izquierdo hoy o qué? –soltando una pequeña risita y acariciando mi mano.
-No –apartando disimuladamente mi mano de él- lo que pasa es
que no he pasado una buena noche.
-¿Qué ha pasado? –dijo clavando su mirada en mi y apoyando
los codos sobre la mesa que nos separaba.
-¿No te lo imaginas? –sin poder evitar que mi mirada
reflejase mi estado de animo.
-¿Por qué tendría que imaginarlo? –cruzándose de brazos y mirándome
fríamente.
-Dani ¿qué paso el Sábado? –dije casi con miedo.
-¿Qué paso de qué? –seguía inmóvil, como si nada.
-Esa noche… ¿Dormiste solo? -suspirando e intentando encontrar la voz.
-¿De verdad quieres saberlo? –dijo en un susurro.
Sentí como mi mundo se derrumbaba en un segundo. Como si
todos estos meses se me cayesen encima de golpe. Los Ángeles las peleas, la ruptura,
la amistad. Todo me cayo de golpe y porrazo y sentí como si la tierra se
abriese bajo mis pies.
-No lo puedo creer…-las lagrimas se apoderaban poco a poco
de mis ojos, pero mi voz sonaba con fuerza, rabiosa.
Él simplemente se quedo petrificado, apartó la mirada de mis
ojos y suspiró.
-Sinceramente, no entiendo porque te pones así – pasándose la
mano por el pelo y buscando mis ojos- ni si quiera sabes la respuesta y ya
sacas tus propias conclusiones ¿y que pasa si no dormí solo? ¿Qué problema hay?
–comenzando a gesticular-. Somos amigos ¿Recuerdas? Y no porqué yo quiera, si
no porque tú lo decidiste así. Fuiste tú la que decidió romper conmigo.
-Pero…-dije con apenas un susurro de voz.
-Pero ¿qué? –clavando sus ojos en los míos.
-Pero nada, absolutamente nada –poniéndome de pie-. ¿Sabes
qué? Tienes razón no tengo derecho a reprocharte nada Es más, todo esto es
culpa mía yo soy la gilipollas que se pasa la vida esperando a que tú
reacciones.
-¿Qué haces? –levantándose y agarrándome del brazo- no
formes un espectáculo, por favor. Deja de comportarte como una cría.
-Tal vez el problema está en que te pasas la vida diciendo
que soy una cría -volviéndome para mirarle- pero el crío eres tú. Yo no tengo
la culpa de que no puedas tomarte nada en serio.
Y me fui dejándolo con la palabra en la boca y mi corazón en
la mano. Camine rápidamente sin ni si quiera saber hacia donde. Dejando de
pensar por un momento, después de muchos meses, y llorando una vez más, por lo que ya no es.”
-Creo es el momento de acabar con todo, Nani –digo acariciándole
la cara y dejo que las lagrimas corran por mi cara.
No te puedes imaginar cómo echaba de menos leerte. Los capítulos son duros, si, y hace mil que no subías pero a pesar de todo es imposible no meterse en la historia tan solo con las primeras líneas. Tu magia no se pierde, Sandía.
ResponderEliminarNo puedo comentar mucho más... solo que necesito seguir leyendo aunque no quiero que acabe... pero muchísimas gracias por no dejarla (y dejarnos) sin final y continuar escribiendo.