martes, 23 de octubre de 2012


Tengo que admitir que soy un poco friki, aparte de encantarme las letras, soy fanática de los números  Desde pequeña las Matemáticas y la Lengua eran algo que me apasionaba. Las letras, por un motivo que creo aparente, y los números porque eran algo preciso, dos más dos siempre sera cuatro, lo mires por donde lo mires y quizás  estoy algo obsesionada con la precisión  He ido creciendo y mi amor por los números ha ido creciendo, bueno, menos por los números de física. La física y yo nos odiamos. Bah, en realidad ella me odia a mi y yo solo me resigno. ¡Total! A donde quiero llegar es que ¡me voy a hacer matemática y voy a dejar de escribir! No, no, no, broma, las calculadoras también me odian (se que es difícil que un objeto inanimado sienta algo de humanos, pero a mi me pasa).

El caso es que, según fui creciendo, fui relacionando los números con distintas cosas. Siempre he sentido un amor extremo hacia el diecinueve, y un cariño un poco raro hacia el veintitrés. Los números siempre me recuerdan a personas, a fechas, a cosas importantes o a esos días del calendario que pases con suspiros de por medio. Por eso, nunca he entendido ese asco infinito hacia el numero trece.

El trece me gusta, suena bien, suena fuerte. Tampoco he entendido nunca porque siempre la(s) cuenta(s) atrás empiezan desde el número diez. Por eso, y porque soy rara, mi cuenta atrás empieza desde el numero trece.

¿Que cuenta atrás? Pues la que cierra un ciclo que ha sido de los más bonitos de mi vida. La que cierra una historia, y una conexión especial con muchas de vosotras.

Tengo que reconocer que yo siempre he sabido que Directo tendría ochenta capítulos.  Muchas veces, le he dicho a mis amigas, que quería llegar al cien, pero eso me parece algo TAN típico  TAN trillado, TAN poco yo. Así que hace meses que sabia que esta novela tendría menos capítulos de los esperados.

Os imagino a todas como gallinas sin cabeza al leer esto y la verdad es que me hace mucha gracia, así que si tenéis alguna pregunta ya sabéis ¡comentar y yo respondo!

Quiero darle las gracias, a esa personita que ha estado siempre y que ha guardado este secreto como oro en paño. ¡Gracias Pau, te debo mucho!

Ochenta… Suena bien ¿eh? Empecemos con la cuenta atrás.

No se retrocede. Te quedas donde estas, y luchas.

Capitulo sesenta y siete:
Cierro la puerta de un golpazo. Dejo las llaves sobre la mesa y a penas espero a llegar a la habitación para comenzar a descalzarme. Deslizo los zapatos sobre mis pies y me tumbo lentamente en la cama. Fijo la mirada en el techo, ese que ha sido testigo de tantas decisiones. Suspiro y doy media vuelta.

Después de llevar todo el día intentando no pensar, lo unico que he conseguido es tener todo menos claro. “Cuando hay un problema simplemente hay que buscar una solucion” no para de repetir todo el mundo. ¿Y que pasa cuando no hay solución? ¿Qué pasa cuando tu punto de partida se convierte en tu final?

Me reincorporo y comienzo a desabrocharme la camisa. Tal vez las cosas no sean tan difíciles como parecen, pero me duele simplemente le hecho de pensar en la situación. Deslizo los pantalones por mis piernas y comienzo a sentir un dolor punzante en la cabeza. Tantas emociones  en tan poco tiempo tienen efectos secundarios.

Me dejo caer sobre la cama y ni si quiera me molesto en deshacer la cama. Agarro el movil y comienzo a tecla su numero casi de manera automanica.

-¿Qué pasa, Martinez? –se oye la voz de Chuspy al otro lado del teléfono.

-¿Qué pasa, perdió? Desde la otra noche ni una llamada, ni un mensaje, ni un triste whatsapp… -digo deslizandome debajo de las mantas.

-Perdoneme usted, no sabia que tenia una segunda mujer –y oigo su risa de fondo- Ya sabes que he estado ocupado con los regalos de reyes de las niñas, el trabajo…

-Las juergas –y coloco el movil en manos libres tras dejarlo sobre mi estomago.

-Eso también –y esta vez su risa suena más fuerte- bueno ¿me vas a contar que te pasa?

-¿Y por qué se supone que me tiene que sapar algo? –digo colocando las manos debajo de mi cabeza.

-Porque te noto raro, apagado, porque me has llamado –y su voz se escucha algo más seria- porque he visto a tu hermano esta tarde…

-Creo, que no se puede ser más bocazas –y comienzo a despinar mi pelo- no sé porque se tiene que meter tanto en esto.

-Porque le preocupas –dice de una manera más suave- Dani, llevas meses que no levantas cabeza y es tu hermano, es normal que se preocupe.

-Hoy la ve visto ¿Sabes? –y siento como las palabras salen de mi boca de una manera lenta y dolorosa.

-¿Y? ¿Habeis hablado? –y dice casi empezando a refunfuñar.

-Más de la cuenta… -y apenas puedo evitar que un suspiro se deslice entre mis labios.

[Nota de autora: No sé si los suspiros se deslizan, pero en mi novela si ¿VAAAAALE?]

-¿Cómo? ¿Cómo? –dice alzando un poco la voz- Habeis hablado después de nosecuantros meses de cabezonoria  ¿Dónde esta el problema? ¿De que habeis hablado?

-A sido todo muy raro, yo baja por el ascensor y ahí estaba ella, en el portal –digo mientras vuelvo a clavar la mirada en el techo- ha empezado siendo una conversación absurda y se ha acabo conviertiendo que todo un embrollo. Ella me ha agradecido que le enviara un mensaje, y yo le he dicho que no era nada, entonces ella ha dicho que para ella era importante. Total, que al final somos amigos.

-¿Y? ¿Eso que tiene de malo? –y apenas puedo escuchar una pequeña risa.

-Que no tengo  cojones a decirle que no a nada –y suspiro con fuerza- que daria todo porque todo volviera a la normalidad.

-Sigo sin verle el problema –dice algo más serio.

-A que la jodi, la jodi pero bien –y vuelvo a despeinarme, pero esta vez con más fuerza- a que he sido un gilipollas y lo he mandado todo a la mierda. Y ahora ella quiere ser mi amiga, ¡mi amiga! ¿entiendes? ¿cuando cojones hemos sido ella y yo amigos?

-No creo que eso sea malo, sabes como es Cris, ella no te quería en su vida si todavía no sintiera cosas por ti, después de todo has sido un autentico gilipollas ¿y quien quiere un tio así en su vida?

-No estoy seguro si esas es la parte positiva de la frase –digo sonriendo- pero no sé cuando se ha vuelto todo tan complicado. Es simple, yo la quiero, ella me quiere ¿tan difícil es?

-Lo es por como hiciste las cosas… -y las palabras salen de su boca de una manera un tanto bruca.

-Creo que no te he llamado para que me critiques –digo seriamente.

-¿Se puede saber que te pasa? ¿Te va a venir la regla? –y oigo su risa desbordándose- estas excesivamente sensible. Solo te falta poner a comer helado y llorar viendo películas moñas para dar por cierta mi hipótesis de que tiene el síndrome premenstrual.

-Puede ser –digo mirando fijamente la tableta de chocolate que había en mi mesilla- la cosa es que yo te llamo para pedirte ayuda, porque confío en ti, porque confío en tu opinión.

-¿Si no me lo hubiera dicho Nacho me lo habrías contado?

-Eso no importa –digo sonriendo- la cosa es que no sé que hacer.

-¿Qué no sabes que hacer? Es muy fácil –dice alzando la voz- lucha, imbecil, no te quedes quieto.



"Lifted me up when I couldn't reach 
You gave me faith 'coz you believed 
I'm everything I am, because you loved me

Capitulo sesenta y seis.
Cierro la puerta y pongo el coche en marcha. Ni si quiera me molesto en poner la radio, últimamente no la necesito. Haga lo que haga, mi cabeza comienza a viajar (o tal vez volar, no estoy seguro) obligándome a chocar con recuerdos que me había esforzado en olvidar.

Veo sus ojos llenos de luz, noto su cuerpo chocando contra el mio, siento sus caricias quemando mi piel, todo es tan cercano, tan real…

“-¿Qué haces, pesadilla? –dijo abrazándose a mi espalda y depositando un beso en esta- ¿con quien hablabas?

-Con Flipy –dije alzando la cabeza para mirarla.

-¿Flipy? –dijo reincorporándose- ¿qué quería?

-Quería proponerme un proyecto –dije haciéndole señas para que se sentara en mis piernas.

-¿Qué proyecto? –dijo sentándose y entrelazando sus manos alrededor de mi cuello.

-Un nuevo formato, quiere que yo sea su presentador… Tiene buena pinta, la verdad –dije abrazandome a su cintura.

-¿Y? ¿vas aceptar? –dijo acariciando mi pelo.

-No lo sé… -dije escondiendo la cabeza en su cuello.

-¿No lo sabes? –dijo depostando un beso en mi cabeza.

-Tengo que estudiar el proyecto…-dije dejando un pequeño beso en su cuello:

-Pero te gusta ¿no?  -dijo sin apartar las manos de mi pelo.

-La verdad es que si –dije levantando la cabeza- pero es todo muy lioso…

-¿El qué es muy lioso? –dijo mirandome fijamente.

-Todo –dije agachando la mirada.

-¿Y que es todo? –dijo acariciandome la cara.

-Pues todo, no sé –dije encogiendome de hombros.

-A ver si el que va a estar estresado vas a ser tú…-dijo sonriendo.

-Si, puede ser… -dije agachando la cabeza.

-Lo es –dijo alzando mi cabeza- mira, vamos a hacer una cosa… Me vas a contar con pelos y señales todo lo que te pasa. Yo te voy a escuchar y voy a intentar calmar todas esos miedos o dudas que rondan por aquí –señalando mi cabeza- y después, vamos aprovechar que estamos solitos y nos vamos y dar una vuelta por la playa.

-Tengo que ir a prepararlo todo para el espectáculo, solo faltan unas horas… -dije apoyando mi cabeza en su hombro.

-Puedes hacerlo más tarde, todavía falta mucho y recuerda que yo estoy aquí por ti, asi que no es solo un viaje de trabajo –dijo sonriendo.

-Bueno, vale… -dije suspirando.

-Y ahora cuenta –dijo alzando mi cabeza y obligandome a mirarla.

-¿Qué te cuente el que? –dije mirandola fijamente.

-Que es lo que te preocupa, que pasa por esa cabecita –dijo depositando pequeños besos en mi cuello.

-No sé, no quiero dejar a Flo y a los chicos… -dije acariciando su espalda.

-Ellos lo van a enteder, tienes que crecer, cambiar –dijo acariciando mi pelo.

-Pero es como dejarlos en la estacada, cambiarlos, han sido mi equipo durándote dos años y gracias a ellos soy lo que soy ahora… no quiero hacerles eso –dije escondiendo nuevamente la cara en su cuello.

-No los dejas en la estacada, sigues tu camino –dijo alzando mi cabeza nuevamente- y ademas, según como van las audiencias no creo que te haga falta dejar nada...

-Lo sé, lo sé, el mismo Flo me ha dicho que debería considerar otros proyectos –dije agachando la cabeza.

-¿Pero? –dijo buscando mis ojos.

-Me da miedo –dije alzando la cabeza y mirándola fijamente.

-¿El qué te da miedo? ¿dejar a Flo? –dijo acariciando mi mejilla.

-No, bueno si, eso también –dije suspirando- me da miedo que el programa no funcione. Me da miedo dejarlo todo por nada, y que al final todo lo que he conseguido se caiga por la borda…

-Eso no va a pasar –dijo chocando su frente con la mia- ¿me oyes? No va pasar.

-¿Y si pasa? –dije sin apartar la mirada de sus ojos- ¿y si me hundo con todo?

-Entonces –dijo sonriendo- yo estaré ahí para sacarte a flote…

-¿Lo prometes? –dije acariciando su mejilla.

-Lo prometo. Cierro candado –dijo entrelazando nuestras manos- para siempre.”

domingo, 21 de octubre de 2012


Este capitulo va para ti. Porque eres una friki, una cabezota y te cuesta un mundo mostrar lo que sientes, pero solo tú entiendes muchas cosas. Dicen que una relación esta muerta cuando aun estando a centímetros notas a la otra persona a kilómetros, bueno, puede que últimamente te sienta más lejos que cerca, no voy a mentir. También puede que parezca que nuestra relación a cambiado, que se le a restado importancia porque simplemente hay momentos en tu vida en los que realmente pega más compartir momentos con otras personas, puede que quizás nunca a vuelva a ser lo mismo. Nunca vuelvan nuestra charlas diarias, ni nuestras noches de locuras (con emoticonos incluidos), puede que ni si quiera vuelva a escuchar tus frikadas sobre la luna y su relación con todos mis estados de animo... Pero prometo, que nunca más volveré a sentirte lejos.

Porque cuando miro al pasado recuerdo mi ilusión al contarme una historia (esa historia tan tuya), recuerdo esa noche en vela buscando entre tweets perdidos, recuerdo los primeros acercamientos, el primer te quiero, y el primer "Sandia". Recuerdo tus comentarios en "pequeña de las dudas infinitas" y tengo grabadas a fuego tus palabras diciendo que escribo magia. Recuerdo ese ultimo emeil con tantas palabras absurdas como necesarias. Recuerdo todo de ti, absolutamente todo. Por eso se, que esta amistad nunca va a morir, siempre va a estar ahí, en un rinconcito de mi. Porque solo tú sabes el valor de las pequeñas cosas, porque solo tú eres mi media Sandia.

Te quiero y esas cosas absurdas que se dicen en estos momentos.

Sé que siempre voy a quererte,
aunque a veces solamente
quererte borrar.

Capitulo sesenta y cinco:
-Ey ¿qué pasa? ¿estas bien? -dice acercándose a mi- ¿tanto miedo te doy que te da pánico verme? Te has puesto pálido

-No es eso -digo sonriendo- es solo que odio que el cacharro este se pare, me pone nervioso.

-Creo que vienen esta tarde a arreglarlo -dice cruzándose de brazos.

-A ver si es verdad -digo escondiendo las manos en los bolsillos de mi pantalón.

-Esperemos que si -dice con la mirada fija en mi.

-Bueno -digo bajando la mirada al suelo- me voy a ir yendo que tengo que trabajar.

-Si, yo también -dice descruzando los brazos- tengo que ir a prepararme y eso.

-Entonces adiós, ya nos veremos pronto -digo depositando dos besos en su mejilla y comenzando andar.

-Dani -dice cuando yo estoy apunto de salir por la puerta.

-¿Qué? -digo acercándome a ella.

-Que gracias -dice agachando la mirada- por el mensaje, por preocuparte por mi y eso.

-No me des la gracias, es una tontería -digo intentando sonreír.

-No, no es una tontería -dice alzando la mirada.

-Lo es digo -digo chocando con sus ojos.

-Para mi no lo es -dice encogiéndose de hombros- para mi es importante.

-¿Por qué? -y tengo que hacer un gran esfuerzo para que las palabras salgan de mi boca.

-Porque lo necesitaba -dice acercándose- han pasado muchas cosas en estos últimos meses, muchísimas y yo sentía que aparte de perder una pareja, había perdido un amigo

 -Sabes que eso nunca, Cris -digo casi en un susurro- tú siempre me vas a tener para lo que sea.

 -Ya, ya, ya lo sé -dice intentando sonreír- pero te sentía distante, como si quisieras borrar todo lo mío de tu mundo.

 -Y quería -digo mirándola fijamente.

 -¿Querías? ¿Ya no quieres? -dice intentado disimular como un pequeño escalofrío le recorría el cuerpo.

 -Estoy hablando contigo ¿no? -digo sonriendo.

 -¿Y a que se debe ese cambio de opinión, si puede saberse? -dice apartando la mirada.

 -A que estaba, y estoy, muy harto -digo sacando las manos de los bolsillos.

 -¿Harto? ¿de mi? -dice alzando la mirada.

 -No, no, de ti no -digo acariciando su mejilla- harto de huir de todo.

 -¿De que huías? Yo creía que eras feliz -dice buscando mis ojos con la mirada.

 -Y lo soy, soy muy feliz -digo mientras mi mente no para de susurrar mentiroso, mentiroso, mentiroso- huía de los recuerdos, del pasado, de ti.


-¿Y ya no quieres huir? -dice en un suspiro mientras yo noto como un pequeño nudo se apodera de mi garganta.


-Ni quiero, ni puedo -digo cruzándome de brazos- me he dado cuenta de que quiera o no, vas a seguir siendo parte de mi pasado. Haga lo que hago, los recuerdos van a estar ahí, eres una parte de mi.


-¿Y eso es bueno o malo? -dice sonriendo.

 -No lo sé -digo devolviendole la sonrisa de manera mecanica- supongo que bueno ¿no? Yo nunca he querido que tú salieras de mi vida, en el fondo.

 -Me alegra saber eso -dice cruzandose de brazos- espero que apartir de ahora podamos ser amigos o por lo menos intentarlo.

 Siento un dolor inundando mi pecho, retorciendo mi estomago. Aparto la mirada, intento disimular lo que siento.

 -Prometo poner todo de mi parte para que asi sea -digo volviendo la mirada hacia ella.

 -No sabes lo contenta que pone esto, de verdad -dice descruzando los brazos y sonriendo.

 -Entonces me alegra hacer un poquito más feliz -digo con una sonrisa.

 -Gracias -dice acercándose a mi y acurrucándose en mis brazos.

 La apreto con fuerza contra mi, siento su olor y su calor en mi pecho. Suspiro, o tal vez inspiro, no soy muy consciente de mis actos, la verdad. Noto mi corazón latir con rapidez y apenas encuentro fuerzas para contestar.

 -No me des las gracias, por favor -digo dejando un beso en su cabeza- esto también lo hago por mi. En realidad, estoy siendo un poco egoísta.

 -Que tonto eres -dice sonriendo entre mis brazos- te quiero mucho ¿sabias?

 -Yo a ti también, chiqu.. Cris -digo acariciando su pelo.

 -Anda, vete, que no quiero que llegues tarde por mi culpa -dice separándose de mi con una sonrisa.

 -Tranquila, tengo enchufe con el jefe -digo guiñándole un ojo y comenzando andar.

 Salí por la puerta y suspire intentado anular el dolor de mi pecho. Salí por la puerta, y ya todo había cambiado: el mundo no giraba, el sol no calentaba, el universo había cambiado su rumbo sin pedir permiso. Salí por la puerta, sintiéndome vacío, dejándome el corazón en el portal.

Esta vez todo era diferente. Esta vez era con ella, pero sin ella.


sábado, 20 de octubre de 2012


Is this as hard as it gets?
Capitulo sesenta y cuatro:
Mi cuerpo se paraliza y tengo que hacer un gran esfuerzo para lograr salir del ascensor. Ella sonríe y su mirada se clava en mi ojos. Observo sus labios y apenas oigo en un susurro un pequeño "hola" con voz dulce. Pero no sirve nada, o al menos no de me momento. Mi mente viaja de nuevo, sigue perdida en su sonrisa.

"-¿Qué te pasa últimamente? -dije jugueteando con una patata que había en mi plato.

-¿A mi? ¿Qué me va a pasar? - dijo agachando la cabeza y mirando hacia su plato.

-No sé, te noto rara -dije agarrando su mano- ¿te pasa algo?

-No -dijo entrelazando nuestras manos.

-¿Seguro? - dije buscando sus ojos.

-Si, bueno no, no sé -dijo devolviendo la mirada al plato.

-A ver, cuéntame, ¿qué te preocupa? -dije con una sonrisa acercando mi silla a la de ella.
-Nada, o todo, no sé -dijo mirándome- ni yo misma me entiendo.

-Eso ya lo veo -dije acariciando su mejilla- ¿ha pasado algo?

-No es que haya pasado nada, pero puede que pase, y no sé, me siento muy rara -dijo apoyando su cabeza en mi hombro.

-Chiquitina, si no te explicas no te entiendo -dije llevando mi mano hacia su pelo para comenzar acariciarlo.

-Veras, últimamente yo me he estado replanteando el irme a vivir sola -dijo reincorporándose y jugando con sus manos- me lo he replanteado muy seriamente y hasta e ido a ver pisos

-¿Cómo es que no me has avisado? -dije sin apartar la mirada de ella- sabes que yo soy todo un experto en el tema de buscar pisos.

-Lo sé, lo sé -dijo fijando la mirada en sus manos- pero quería hacerlo yo sola, quería ver si podía encortar un sitio que me gustase para dar ese paso tan grande.

-¿Y? ¿lo has encontrado? -dije acariciando su mejilla y alzando su mirada.

-No, ese es el problema -dijo en un suspiro- ¿Cómo voy a ser capaz de irme a vivir sola si ni si quiera puedo encontrar un piso que me guste por mi misma? Soy un desastre

-Un poco -dije sonriendo- pero eres mi desastre. Por eso no tienes que preocuparte, hay gente que tarde meses e incluso años en encontrar un sitio que realmente le guste para vivir. Es una decisión difícil, chiquitina, lleva su tiempo.

-Pero no es solo eso -dijo escondiendo su cabeza en mi cuello- en dos semanas tengo un examen importante y tengo la cabeza en cualquier otro sitio.

-¿Qué te preocupa? ¿Lo del piso? -dije acariciándole el pelo.

-Si y no. No es solo eso-dijo volviendo a reincorporarse- la audiencia del programa baja cada día más y esto yo ya me lo sé Al principio la cadena hace como que no pasa nada ya subiréis pero luego, de un día para el otro deciden quitar el programa.

-Bueno, y si eso pasa, que no va a pasar, pero si pasa ¿que problema hay? -dije sonriendo- eres una grandisima profesional, aparte de la bellaza en persona, dudo que te costase encontrar trabajo.

-Pero no es solo el curro -dijo volviendo a jugar con sus manos- bueno, en parte si, pero también es la gente, los amigos, los compañeros todo se acaba.

-No, eso nunca -dije acurrucándola entre mis brazos- el Selo se acabo y sigues teniendo relación con todos ¿no? Pues con esto pasa lo mismo Ellos seguirán ahí.

-No sé-dijo agachando la mirada.

-No, no sabes no, si sabes -dije apartándola de mi y mirándola fijamente- nada va a cambiar.

-¿Me lo prometes? -dijo alzando la mirada para encontrarse con mis ojos.

-Te lo prometo -dije con una sonrisa- y en cuanto a lo del piso, en mi nuevo edificio hay uno que se vende justo en el mismo bloque, si quieres, te vienes un día y lo miramos juntos.

-Bueno, vale -dijo acurrucándose en mis brazos de nuevo.

-Tú lo que necesitas es descansar, estar muy estresada -dije abrazándola con fuerza- yo este finde tengo actuación en Tenerife, ya lo sabes ¿no te gustaría venirte conmigo y olvidarte de todos y de todos?

-No sé Dani -dijo apartándose de mi- sabes que no quiero molestar.

-Sabes que tú nunca molestas -dije acariciándole el pelo.

-No sé -dijo agachando la cabeza de nuevo.

-Por favor -dije obligándola a mirarla- hazlo por mivente.

-No es justo -dijo cruzándose de brazos- si me lo pides así sabes que no se decir que no.

-Entonces, gracias por no sabes decir no -dije sonriendo."

Vuelvo a la realidad y casi puedo sentir como choco contra el suelo. Subo la mirada (que hace que esta perdida) y busco sus ojos esperando no encontrar desesperación en ellos al no haberle contestado. Encuentro sus ojos, pero no su mirada, esta perdida. De pronto alza la cabeza, y choco con mirada. Analizo su gesto, leo sus ojos. Ella también esta perdida, ella también esta viajando. A los recuerdos, al ayer A lo que fue, y nunca volverá a ser.

martes, 16 de octubre de 2012


"Y ahora yo presiento que has vencido, 
y no hay manera humana de escapar."


Capitulo sesenta y tres:
Abro los ojos, me duelen, me queman, los tengo hinchados. Me reincorporo lentamente y apenas consigo poner los pies en el suelo antes de que un dolor inunde mi pecho. Me dirijo al baño de manera mecánica, por inercia y me cuesta mantener la mirada en mi reflejo.

Busco mis ojos y los encuentro vacíos, como cada mañana. Comienzo a desprender la ropa de mi cuerpo y enciendo la ducha para que el agua vaya cogiendo temperatura. Me dirijo a la habitación todavía en ropa interior y agarro el móvil. Vuelve al cuarto de baño y pongo la música a todo volumen, me encierro en mi mundo.


El vapor inunda el cristal, mi cuerpo se mueve al ritmo de la música, mi cabeza ya vuela y mi mente se despeja. Noto las gotas caer por mi cuerpo, abrasan pero no me dañan, me sanan, me curan. Mi cuerpo comienza a relajarse, y la presión de mi pecho va disminuyendo a la vez que la de mi cabeza.


Salgo de la ducha y me envuelvo en la toalla. No paro mis movimientos hasta encontrarme nuevamente con mi reflejo. Alzo la cabeza y sonrío, o por lo menos lo intento. Agarro el móvil y se salgo del baño sin darle la oportunidad a mi cabeza de que empiece a maquinar.


Abro el armario y dejo caer la ropa sobre mi cama a la vez que entono la letra de nuestra canción. Sacudo la cabeza y noto las gotas caer sobre mi pecho. Comienzo a vestirme, comienza un nuevo día.


Me dirijo al salón ya sin ninguna melodía de fondo. Miro el reloj, las seis de la tarde, demasiado tarde como para comer, demasiado pronto para cenar. Cojo una magdalena y busco las llaves del coche por el salón.


Una vez en mis bolsillos, salgo por la puerta con el móvil en mano. Mis manos comienzan a teclear con rapidez mientras escucho el sonido del ascensor de fondo, siempre tarda una eternidad. 


Tres llamadas perdidas y cuatro mensajes recibidos. Todas las llamadas de mi hermano, marco su numero y escucho impaciente los pitidos.


-¿Si? -dice una voz algo ronca al otro lado del teléfono.


-¿Ha pasado algo? -digo escondiendo mi mano en uno de mis bolsillo.


-¿Cómo? -pregunta con la misma voz un poco más alterada.


-Digo que si ha pasado algo -respondo suspirando a la vez que vuelve a presionar el boton del ascensor, parece que se ha quedado pillado.


-¿Por qué iba a pasar algo? -dice con la voz un poco más despejada.
-Me despierto y tengo tres llamadas perdidas tuyas algo habrá pasado ¿no? -digo metiendome en el ascensor.
-Si, no, no sé -dice nuevamente con la voz algo ronca.


-¿Te estas quedando dormido o qué? -digo presionando el botón del ascensor.


-Un poco -dice con una pequeña risa de anoche.


-Bueno ¿me vas a contar que querías anoche o qué? -digo esquivando mi mirada en el espejo del ascensor.


-Anoche Ah, anoche -dice un poco acelerado- veras anoche est
uve con Cris y

-Bueno, ya empezamos -digo sin dejarle terminar.

-Calla, escúchame -dice de manera un tanto borde- anoche estuve con ella, y bueno, he llegado a la conclusión de que sois dos gilipollas.


-¿Y para eso me llamas tres veces a las cinco de la mañana? ¿Sabes el susto que me has pegado cuando he visto las llamadas? -digo presionando nuevamente el botón al notar como el ascensor frenaba en el segundo piso.

-Bueno, lo siento pero escúchame -dice subiendo el tono de voz- yo realmente no entiendo porque no hablas con ella. No te digo que todo vuelva a ser como antes, porque no se si es posible y ni si quiera estoy seguro de que tú quieras eso, pero si te pido que intentes retomar tu relación con ella. Ambos sabemos lo que os queréis, ya sea como amigos, como parejas, o como lo que sea, pero os queréis. Tú la necesitas a ella y ella te necesita a ti. Y tal vez, si comenzáis a hablar, si os contáis que cojones os pasa por la cabeza (ya que a los de más no nos lo queréis decir) todo pueda volver a la normalidad. Porque no podéis seguir así, parecéis dos niños y los problemas no se solucionan esquivándolos. Así que ya mismo me estas colgando y marcando su numero para hablar las cosas o por lo menos intentarlo ¿vale? Y ahora yo me voy a dormir que me has despertado de la siesta y llevo toda la mañana sin dormir. Hazme caso y no pierdas el tiempo, te quiero.


[Nota de autora: No sé si es a causa de un trauma personal en proporciones agigantadas o que, pero esto yo lo leo con la voz de Paula. Es muy ella esa ultima parte]


Ni si quiera me dio tiempo articular palabra cuando un pitido ya estaba taladrando mi oído. Aparte el móvil de mi oreja y comencé analizar sus palabras. ¿Y si él tuviera razón? ¿Y si esquivando el tema nada iba a ir a mejor? De formas, ya llevamos meses así y nada a cambiado 


Comienzo a teclear y releo el mensaje tres veces antes de atreverme a pulsar una tecla y cambiarlo todo (o quizás nada).


"Gracias por venir a noche, se lo mucho que te costo dar ese paso. Lo siento si te sentiste incomoda Espero que al final pudieras disfrutar de la noche :))"


Envio el mensaje y me apresuro a guardar el móvil en el bolsillo. Siento el ascensor frena de manera brusca y abro la puerta con suavidad. Levanto la mirada y choco con sus ojos, me pierdo en su sonrisa.

¿Tal vez esta vez el destino este de nuestra parte?




miércoles, 10 de octubre de 2012


"Te hundirá y me hundirá 
y solamente el grito nos servirá 
y ahora no es fácil, 
tú solías empezar."

Capitulo sesenta y dos:
Silencio. Solo hay silencio. Me muevo de un lado para el otro de cama, intento calmar el dolor. Me hundo entre las sabanas buscando un recoveco, un huequito donde perderme, donde recuperar mi mundo. Cierro los ojos y su imagen vuelve a mi cabeza, se clava. Su sonrisa, sus labios, sus ojos vacíos. No puedo dejar de pensar, busco una salida para este infierno. 

Enciendo la tele y comienzo a pasar canal por canal, busco una distracción. Mi mirada sube hacia el techo, mi mente comienza a volar.

"Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete Ocho días sin ella y ya siento como si me faltara el aire. Las ojeras se apoderan de mis ojos, apagan su brillo. Ella parece perdida, la noto tan lejos, estando tan cerca. Entra por la puerta una mañana más con la misma sonrisa, con los mismos ojos apagados, esos que al mirarme se siguen llenando de luz. 

La miro y ella apenas se molesta en apartar la mirada. Baja la mirada y vuelvo a releer el guión, el trabajo es el trabajo. Oigo su risa a lo lejos y vuelvo a levantar la mirada para verla enroscada en los brazos de Raúl mientras este hace girar su cuerpo. Siento mis estomago retorcerse y vuelvo a bajar la mirada.

Me siento indefenso, y comienza a cambiar mi humor. Ella se acerca, se sienta a mi lado. Yo me aparto y aumento la distancia entre los dos. Se gira, y yo evito su mirada. Sigo como la mirada en el guión, y la mente perdida en ella. 

Noto su mirada sobre mi nuca, yo sigo a lo mío, me niego a dejarla ganar. Oigo su silla aproximarse, y me alejo un poco más. Giro la cabeza y la miro como si del mismo demonio se tratase. Ella se congela, se queda quita, se limita a mirarme. Aparto la mirada una vez más.

Se levanta y se acerca hasta llegar enfrente mío. Giro la cabeza de nuevo, la miro, me levanto, y me voy. Salgo por la puerta y me dirijo al camerino, lejos de todo y de todos. Necesito dejar de actuar, y ponerme a pensar. Me estoy cansando ya de jugar.

Me siento en el sillon y a penas me da tiempo a comenzar a leer cuando ella aparece por la puerta con la mirada llena de furia.

-¿Se puede saber que cojones te pasa? -dijo cerrando la puerta y entrando en el camerino.

-Se pide permiso primero ¿no? -dije con la mirada en el guión.

-No me vengas con gilipolleces ¿Qué te pasa? -dijo acercandose a mi.

-¿Qué me pasa de que? -dije sin apartar la mirada del guión.

-¿Por qué te comportas así? ¿Por qué me esquivas? -dijo cruzandose de brazos.

-No sé de que me hablas -dije mirando de reojo a traves de espejo pero sin apartar la mirada del guión ni un solo momento.

-Sí, si sabes de lo que hablo, huyes de mi como si tuviera la peste -dijo clavando su mirada en mis ojos atraves del cristal.

-No sé de que me hablas -dije pasando la pagina.

-¿No sabes de que hablo? -dijo subiendo el tono del voz- eres un jodido niñato, cuando quieras dejar de ser un gilipollas me buscas y ya si eso hablamos.

-¿Niñato yo? -dije levantandome antes de que saliera por la puerta- hablo doña madurez.

-¿Qué, que pasa conmigo? -dijo cerrando la puerta y acercándose de nuevo a mi.

-Tú fuiste la que decidiste cortar, pero eso si, cuando pasan de ella la señorita se pone loquita, como no, la madurez al poder -dije cruzándome de brazos y sin bajar la voz.

-Te pedi un tiempo, tiem-po, ti-em-po ¿no entiendes o te lo explico? -dijo comenzando a gesticular- y creo que no va hacer falta que te recuerde el porque te lo pedí.

-Me lo pediste porque te dio la gana, nadie te obligo a nada -dije sin apartar la mirada de ella.

-¡Tú me obligaste! Ni si quiera sabias si me querías -dijo bajando un poco el tono de voz- y bueno, parece que ahora tampoco porque ni te dignas en mirarme, y mucho menos en hablar conmigo y decirme lo que sientes.

-¿Qué te diga lo que siento? ¿Realmente te importa lo que siento, Cristina? -dije sin ni si quiera mover un solo músculo- porque parece que sobro en tu vida, yo te veo feliz, como si nada. Bueno, como si nada, no, incluso más feliz.

-Tú lo que eres es un gilipollas dijo volviendo alzar el tono de voz- que tú no sepas lo que sientes no significa que los demás tengamos los mismo problemas, yo tengo muy claro que es lo que siento.

-¿Y qué es lo que sientes, Cristina? -dije acercandome a ella y dejando apenas unos milímetros de distancia.

-Pues que te quiero, joder, que te quiero -dijo descruzando los brazos y mirandome fijamente a los ojos- ¿y tú, que sientes?

-Esto siento dije mientras colocaba mi mano en su nuca y acercaba nuestros labios lentamente.

Nuestras bocas chocaron, despacio, con cuidado, disfrutando del tacto de nuestros labios. Sus manos subieron hacia mi nuca, mientras las mías viajaban hacia su cintura. Nuestros cuerpos chocaban, se pegan, se necesitaban. Mi suspiros se perdían entre los suyos. .Mi cuerpo, mi mente, mi alma le pertenecían."

Cierro los puños con fuerza y apenas puedo gritar para calmar el dolor. Las lagrimas comienzan a caer por mis mejillas mientras el dolor de mi pecho se iba más profundo. Duele, quema, pero me siento vacio, como si nada importarse. Solo quiero que esto acabe, que dolor se vaya. Solo quiero despertar de esta pesadilla de una puta vez Mi niña, por favor, despiertame.



martes, 9 de octubre de 2012


"Eres el orden, de mi caos más absoluto."

Capítulo sesenta y uno:
A veces nos damos cuenta de las cosas cuando ya es demasiado tarde. El tiempo juego en nuestra contra, y no queda más remedio que vivir contrarreloj. A veces las cosas son sencillas y nosotros volvemos complicado lo que es muy simple. A veces no hacen falta palabras, ni sonrisas, basta con miradas para hablar. A veces los ojos pueden esconder la verdad más absoluta, o la nada misma.

A veces solo necesitamos un abraza, un estoy aquí. A veces necesitamos estar solos, evadirnos del mundo y hasta de nosotros mismos. A veces necesitamos risas, amistad, compresión. A veces necesitamos que las risas alivien el dolor. A veces y a pesar de todo, solo se necesita algo de tiempo. A veces necesitamos tomarnos las cosas con calma.. 

Y a menudo, lo único que necesitamos es escuchar dos palabras para que el mundo vuelva a tomar su rumbo, para sentirse protegido y volver a dejar de buscar excusas para sonreír. Tenemos un poder, un don, una mágica que ayuda a impulsar a otras personas. Un te quiero, te echo de menos, un te necesito pueden cambiarlo todo. El problema esta, en que la mayoría de las veces no sabes cuando es el momento de hablar, y cuando el de callar (y demostrar).

Aquí estoy, cinco meses después, hablando y sin hablar. Ella me mira a lo lejos, yo no paro de recordar. Últimamente no estoy seguro de si los recuerdos son la medicina, o la enfermedad. Necesito algo, un suspiro, una caricia, algo que me indique que todo va ir bien. Pero ya no encuentro nada, y quizás ni si quiera tenga fuerzas para buscar.

Sonrío y muevo la cabeza, una hora y media después sigo en la misma situación que al principio de la noche, la gente me habla, yo finjo que la escucho. Una vez más ella sonríe a lo lejos y el sonido de su risa se taladra mi pecho, es tan vacía. Me giro para tener una visión completa de ella, ya ni si quiera me molesto en disimular. 

No entiendo nada, no siento nada. El pecho me duele, el cuerpo que me tiembla, pero me siento vacío, la nada misma se apodera de mi cuerpo. Mi hermano se acerca y deja caer dos palmadas en mi espalda. Le miro, y él apenas se molesta en sonreír. Me entiende, lo entiendo. Sus labios dicen una cosa, pero sus ojos gritan cobarde.

¿Son sus ojos lo que lo gritan, o lo grito yo mismo? Parece que el mundo va contracorriente, que cuando yo digo blanco, al mundo le da por ir de negro. Todo se debe a lo mismo, a la misma. Todo se debe a que ella no esta.

-¿Estas bien? -susurra Nacho cuando por fin estamos solos.

-Claro ¿por qué lo dices? -digo luciendo la mejor de mis sonrisa.

-Por la cara que tienes -dice sin apartar la mirada de mi ni un segundo.

-La misma que he tenido siempre -digo cruzándome de brazos y sin apartar la sonrisa de mi cara.

-Ya-dice girando la cabeza para mirar a otro lado- esta guapa ¿verdad?

-¿Quién? -digo intentando hacer como si no entendiera.

-Ya sabes, Cris -dice sin molestarse en mirarme- aunque esta mucho más delgada.

-Debe ser el trabajo, supongo que estará estresada al compaginarlo con los estudios -digo bajando la mirada hacia el suelo.

-O quizás es que te echa de menos -dice girándose para mirarme.

-Ignacio, no empieces-digo alzando la mirada para clavarla en ella.

-No empiezo nada que no hayas empezado tú -dice sin apartar la mirada de mi- ¿cuándo piensas admitir que la echas de menos?

-No hay nada que admitir, así que no insitas. Me voy al servio -digo comenzando andar.

Comienzo andar e intento calmar ese pequeño nudo en mi estomago. Fijo la mirada en suele e intento no pensar. Pero entonces llega, choco con su olor, de frente y de golpe, sin darme tiempo a huir. Alzo la cabeza y me encuentro con su mirada enfocada hacia otros ojos. 

Comienza andar mientras sonríe, y poco a poco se va alejando hasta llegar a la puerta. No puedo apartar la mirada de ella. Mis latidos empiezan aumentar al verla salir por la puerta, un dolor profundo inunda mi pecho.

Tengo miedo pero ¿de qué? todo acabado, no debería tener miedo. No me puedo mentir, no puedo seguir engañándome, no la voy a volver a ver.

Cada célula de mi piel grita, chilla, y todas dicen lo mismo: no te vayas, quédate. Sin embargo, mi cabeza piensa otra cosa, viaja a otro mundo. Prometiste enseñarme a creer en la magia, muy bien, lo has conseguido, ahora creo. ¿Cómo sino se puede explicar que cada uno de los latidos de mi corazón estén conectados a tus sonrisas? 

¿Que incluso después de haberte perdido, te siga sintiendo parte de mí? ¿Cómo puedes doler tanto, cuando ya no estás? ¿Cómo puede ser que el tiempo no borre ni una sola de tus huellas y sienta tus dedos quemando en mi piel? 

Eso solo puede ser magia.




jueves, 4 de octubre de 2012





"Nuestro sol,
se apa"

Capitulo sesenta:
La miro y sonríe, yo agacho la mirada y repito lo que tantas veces he dicho en soledad, pero esta vez, con un publico delante. Se rien, y sonrio, pero una vez más mi cabeza hasta a mil kilómetros de allí, de ellos. De todos, menos de ella.


Vuelvo al pasado, al comienzo de todo, y a la vez de lo que ahora es mi nada.


-Nuestro primer San Valentín juntos ¿no te hace ilusión? -dije abrazado a su cintura mientras caminábamos por la calle.


-El primeros de muchos -dijo con una sonrisa depositando un beso en mi mejilla.


-¿De muchos? -dije sonriendo- ¿tú que sabes? Puede que dentro de unos meses nos hartemos y nos tiremos los trastos a la cabeza.


-¡Eh! Eso no lo digas ni de broma -dijo pegándome suavemente en el brazo- yo nunca me podría harta de ti.


-¿Quién sabe? -dije besando su frente.


-Yo lo sé, claro que lo sé -dijo parándose en mitad de la calle y mirándome- yo te voy a querer siempre, pase lo que pase.


-Eso no lo puedes saber -dije acariciando su mejilla- puede que dentro de un tiempo todo cambie, todo termine.


-No, no, tienes razón, no lo puedo saber -dijo mirándome fijamente- pero lo puedo sentir, y lo siento, lo siento aquí llevándose la mano hacia el pecho.


-¿Y si cambia? ¿y si todo acaba? -dije buscando sus ojos con la mirada- yo tampoco creí que Otra movida fuese acabar, y vamos de mal en el peor.


-Eh, no, no -dijo acariciando mi mejilla- la audiencia volverá a subir, es Febrero, la gente tiene la cabeza en otras cosas, ya veras como todo cambia, te lo prometo.


-¿Me lo prometes? -dije chocando nuestras frentes.


-Claro que si -dijo sonriendo- al igual que te prometo que yo te voy a querer siempre, pase lo que pase.
-¿Aunque esto acabe? -dije entrelazando nuestras manos.


-Aunque acabes convirtiéndote en un cabron -dijo sonriendo- yo sé lo que hay aquí señalando mi pecho- sé lo que vales, como nunca nadie lo sabrá. 


-Espero que eso sea verdad -dije acariciando su mejilla.


-¿Por qué piensas así? ¿A que viene tan negatividad? Tú no eres así -dijo apretando mi mano con fuerza.


-No sé, últimamente siento que nada es lo mismo -dije acariciando su mano- el programa, la gente, tú y yo
-¿Tú y yo? -dijo apartándose- ¿sientes que ya no es lo mismo?


-No, no es eso -dije bajando la mirada hacia el suelo- o quizás si, no sé. Puede que sea tanta rutina Siento que todo va muy deprisa.


-¿Qué es todo? -dijo cruzándose de brazos.


-Tú y yo, la vida -dije acercándome a ella- no te lo tomes a mal.


-Dani, dime la verdad ¿tú sientes lo mismo por mi? -dijo alejándose nuevamente.


-Esa pregunta es muy absurda tú sab


-Respóndeme, ¿tú sientes la misma ilusión de antes? ¿me quieres como antes? -dijo aguantando la mirada.

-Ya sabes que de vez en cuando se pierde la magia -dije bajando la mirada- pero son solo épocas


-Ya -dijo con lagrimas en los ojos- tal vez lo mejor sea dejarte tú espacio para que te aclares


-¿Aclararme? ¿el qué tengo que aclarar? Esto es una gilipollez -dije levantando la mirada para clavarla en sus ojos.


-Aclararte tú, en todo. Antes, cuando te preguntaba si te quería respondías sin dudarlo, y hoy has dudado -dijo entrelazando sus manos- llevo un par de semanas notándote raro, pero creía que era por el programa o yo que sé 


-Pero eso no cambia nada -dije acercándome a ella- son rachas.


-Si cambia, cambia todo -dijo sin alejarse y mirándome fijamente a los ojos- yo no puedo estar con una persona que duda de si me quiere, lo siento.


-Pero yo no dud


-Lo mejor será que estemos separados un tiempito ¿vale? -dijo acariciando mi mejilla- cuando te aclares yo estaré aquí, para hablar las cosas.


-Per..


-Es lo mejor, de verdad -dijo alejándose- me voy a casa, estoy cansada. 


-Esto es una locura, yo no quería esto -dije abrazándola con fuerza.


-Yo tampoco lo quiero, pero es lo mejor -dijo abrazándome- te amo, no lo olvides ¿vale?


Y se fue, se alejo, me dejo solo. Seguí anda hasta mi casa, sin ni siquiera pararme a pensar si iba por el camino correcto. Me tire en la cama, y comencé asimilar que era verdad, que acaba de pasar, que ella ya no estaba a mi lado. 


Vacío, solo sentía vacío. Sentí como un dolor inundaba mi pecho, mi cuerpo. Comencé a llorar, no entendía nada. ¿Realmente solo apreciamos las cosas cuando las perdemos?