sábado, 29 de septiembre de 2012




"Me muero si no estás, y ya no estás..."

Capitulo cincuenta y nueve:
No hables, no pienses, no rias, no sonrias, no llores, quieto. Miles de ordenes en tan solo un segundo, miles de instantes que construyen media vida en tan solo un minuto, con tan solo una sonrisa, unos ojos, una mirada, un olor, su olor, ella. Freno, me quedo inmóvil, y ella se gira, sonrie. No miro sus labios, ni si quiera lo intento. 

Mi mirada choca con sus ojos, buscan ese pequeño brillo para hacer que mi corazón vuelva a latir, se ha quedado quieto, me impide respirar. Al no encontrar ese brillo en sus ojos, bajo a su sonrisa, necesito una señal de felidad. No la encuentro, es una sonrisa vacia. 


Me alegro, y a la vez lloro por dentro, no comprendo nada. No me entiendo. Se acerca y besa mi mejilla con suavidad, con miedo. Mi mano roza su cintura y siento una pequeña descarga electrica recorrer todo mi brazo. Sonrio, o por lo menos, lo intento. 


Su mirada se fija en mis ojos ¿estara buscando lo mismo? ¿intentara saber si soy feliz? 


-¿Qué pasa, pedroche? Estabas aburrida y ¿te has decidido a venir por fin? -se escucha la fuerte voz de Mateo rompiendo mi esquema mental.


-Nada, que como has sido taaaaan sumamente pesado para que viniera a verte, aquí estoy -dice girandose y sonriendo- y, para que veas, he llegado antes que tú, listillo.


-No has llegado antes que yo -responde con una sonrisa burlona- solo que yo estaba en el baño


-¿Has estado durante veinte minutos en el baño? -dice ella cruzandose de brazos y copiando sus sonrisa burlona.


-No pongas excusas, Mateo Te han pillado -digo sonriendo y clavando la mirada en él.


-Ademas hace tiempo -responde ella mirandome con una sonrisa- lo he visto entrar.


-Eso es porque he salido a mear fuera, necesitaba tomar el aire -responde pegandome un puñetazo en el brazo- no metas mierda, Martinez.


-¿Has salido a mear fuera en pleno Diciembre? -dice ella mordiendose el labio- y deja al chico, no mete mierda, se nota que no sabes mentir.


-Eso, deja al chico digo sonriendo- si disimulas mal, disimulas mal.


-Me voy, porque esto ya es una alianza contra mi y voy a acabar perdiendo -dice dejando un beso en la mejilla de Cris- y gracias por venir.


-¿Qué pasa; no querias soportar a Mateo más alla del trabajo? -digo sintiendo como amentan mis latidos.


-No es eso -dice ella borrando la sonrisa de su cara- es solo que hay mucha gente, mucho barrullo... y yo últimamente solo busco tranquilidad.


-Te entiendo -digo escondiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón- yo también me he pensado si venir o no.
-Eres idiota, eh -dice sonriendo- es tu actuación, habrias tenido que venir si o sí.


-No te creas, eh, yo soy muy bueno poniendo excusas -digo sonriendo y fijando la mirada en su sonrisa- habria dicho que tengo que ir a mear a la calle y que es una urgencia o algo así


-Lo que yo decia, eres idiota -dijo riendo.


-Sí, pero te he hecho reir -digo guiñandole un ojo- y si no me equivoco, creo que es la primera risa sincera en toda la noche.


-No, no te equivocas -dice sonriendo disminuyendo su sonrisa.


-¿Y eso a que se debe? Si puedo preguntar, claro esta -digo mirandola fijamente.


-A nada en especial, simplemente no estoy del todo segura de que deba estar aquí -dice encogiendose de hombros.


-¿Y eso se debe a algo en especial o simplemente no estas comoda? -digo cruzandome de brazos y bajando la mirada momentáneamente al suelo.


-Me siento fuera de lugar, no sé -dice jugando con sus manos.


-Tranquila, yo siento lo mismo -digo sonriendo levemente.


-Eso me hace sentir un poquito menos rara- dice sonriendo y alzando la cabeza para mirarme fijamente.


-No, si eres rara de cojones digo sonriendo- pero yo hoy me siento igual.


-¡Oye! -dice pegandome en el brazo suavemente- no soy rara. Supongo que sera la lluvia, nos pone a todos igual


-Si, supongo que sera eso -digo clavando mi mirada en sus ojos- tú estas bien ¿verdad?


-Claro ¿por qué no iba estarlo? -dice sonriendo forzadamente- tú también estas bien ¿no?


-Claro -digo esforzandome por sonar sincero- me voy, que esto empieza en nada, pasatelo bien y disfruta, eh.


-Igualmente -dice sonriendo desganada- seguro que lo haces genial.


Y me voy, salgo corriendo, dejo todo atrás. La dejo a ella atrás, una vez más. Siento mi estomago arder y mi cabeza palpitar. No quiero pensar, me he propuesto no pensar. De nada vale ya sentirse culpable, arrepentirse, o intentar retroceder. Nada va cambiar, nada va a volver a ser lo que era. Ella no esta, ya no esta. Esta atrás.



lunes, 24 de septiembre de 2012


No me he acostumbrado a estar sin ti,
y decirle a todos que no estas,
poner buena cara y sonreír

Capitulo cincuenta y ocho:
La observo a lo lejos. Ella ríe y mueve la cabeza, muerde su labio. Sus ojos ya no brillan y apenas puede parar de moverse. Me acerco lentamente y observo mejor su mirada, no veo nada, absolutamente nada. Comienza a jugar con sus manos y mi mente comienza a volar al pasado.
Ella suspira, y casi noto el suspiro en mis labios. Estoy lejos, muy lejos. No literalmente, claro esta, estoy a escasos metros físicos, pero mi mente, esta muy lejos de allí, de aquí, de todo. Sus labios rozando los míos, chocando con fuerza contra mi boca. Una risa, una sonrisa, una carcajada, al separarse de mis labios. Un pequeño “tonto” susurrado.

Yo no estoy aquí, y ni si quiera intento volver. Ella se gira, y yo agacho la cabeza, esquivo su mirada. ¿Su mirada seguiría tan vacía al encontrarse con mis ojos? Suspiro y escondo mis manos en los bolsillos del pantalón. Noto como su mirada se clava sobre mí, me quema.

Me giro y suelto una pequeña carcajada. Juanpe no para de gesticular y a penas puedo seguirle el ritmo. Nacho me mira de reojo y yo me encojo de hombros. Oigo, pero no escucho. Golpea mi brazo suavemente y gira la cabeza para mirar hacia ella.

Me quedo inmóvil, no puedo reaccionar. Niego con la cabeza y sigo fingiendo que estoy activo en aquella conversación. Veo una figura regordeta aparecer a lo lejos y sonrio (con el corazón) por primera vez en la noche. Me acerco a él y me estrecha entre sus brazos tras soltar un pequeño “¿Cómo estas, Martínez?”

Otra de las cosas que tanto echo de menos, al gordo y su manera de hacerme sonreir. Su mirada se posa sobre mi con detenimiento, noto esa expresión es su cara, la misma que tienen todos desde hace unos meses. Sonrío e intento que parezca natural, ahora es cuando viene el “¿Cómo estas?” “¿La has visto?” “¿Ha hablado con ella?”.

Niego y rápidamente cambio de tema, hoy me apetece no pensar, así que hay una guerra en mi interior bastante peligrosa. Él sonríe y comienza a caminar, yo sigo sus pasos. Alzo la cabeza y la busco con la mirada, esta de espalda y observo su pelo caer hacia un costado cuando ella empieza a jugar con él. Lo tiene más largo; no, no, no, no puedes permitirte volver al ayer.

Bajo la mirada y comienzo a repasar mentalmente la actuación, apenas quedan quince minutos para que este todo listo y tenga que salir al escenario. Me giro y mi mirada choca con la de Mateo que se apresura a guiñarme un ojo. Sonrió, río, y por un segundo bajo a la tierra.

Pero no tardo en subir, en salir del lugar, en perderme entre mis pensamientos. Es la primera actuación del espectáculo, todos parecen relajados y yo apenas puedo ligar dos frases sin que su sonrisa se apodere de mi cabeza y me quite el sentido. Por lo menos, no estaré solo en el escenario. Vuelvo a mirar a Mateo y esta vez suspiro.

Él se acerca hacia mi y da unas pequeñas palmaditas en mi espalda. Sonrío, o por lo menos me esfuerzo en intentarlo, y comienzo a mover mis pies sin parar de observar el movimiento. Comienza hablarme, y yo me esfuerzo en escuchar.

Levanto la cabeza y la busco una vez más. No puedo parar de mirarla, necesito encontrar su mirada. La busco, pero no la encuentro, parece que a desaparecido. Alzo la cabeza, y miro entre la gente, ni rastro de larga melena castaña. Me giro y observo como Juanpe y Flo hablan animadamente.

De repente escucho una risa, y el mundo deja de girar. Siento como mis entrañas se retuerce y me empiezan a sudar las manos. Giro lentamente, y me chocho con su figura, refugiada entre los brazos de Mateo.

El mundo vuelve a girar, pero esta vez más con más fuerzas. Mi mente vuelve al pasado, mi cuerpo ya estaba allí. La veo, la observo, me duele. Como la primera vez, el primer encuentro, la primera sonrisa…

Pero esta vez, con el corazón roto.


domingo, 23 de septiembre de 2012

Sinceramente, no pensaba subir hasta el lunes, pero creo que este capitulo no puede pegar más con el día de hoy. Vosotras me entendeis, yo os entiendo. Así que, va por todas y cada una de vosotras. Por hacerme soñar con un futuro, por regalarme sonrisas diarias. Os quiero, os adoro, y esto ya es eterno.


Cuando descubra que no hay tiempo,
comprenderas que pasado, presente y futuro,
es todo lo mismo.

Capitulo cincuenta y siete:
 -Odio lo aeropuertos –dijo sin parar de moverse de un lado para el otro.

-Si, ya me he dado cuenta –conteste con una sonrisa siguiendo sus movimientos con la vista.

-Es que… ¡arg! –dijo todavía moviendose y cruzandose de brazos- ¿tú sabes la de cosas que tenia en esa maleta?

-Lo sé, lo sé, chiquitina –dije acercandome a ella y acariciandole la mejilla.

-Es que jope… para dos cosas que tienen que hacer –dijo poniendo morritos- pilotar el avión y llevar el equipaje ¡y encima hemos tenido turbulencias!

-Bueno, eso ellos no lo puede controlar –dije sonriendo mientras intentaba reprimirme la risa.

-¡Pero lo de perder mi maleta si!  -dijo alzando un poco la voz- seguro que lo han hecho aposta…

-No creo que haya sido aposta –dije riendo- son cosas que pasan.

-Pasan, pasan, pero no tendrian que pasar –dijo apartando mi mano de ella.

-No te enfades –dije agarrandola de la cintura y pegandola a mi- no merece la pena ¿Quieres que vayamos a la cafeteria a tomar algo?

-No –dijo cruzandose de brazos una vez más- tengo que esperar a que traigan mi maleta…

-Ya te ha dicho la chica que como minimo una hora –dije acariciando su mejilla de nuevo- ¿qué ganamos quedandonos aquí?

-Bueno, vale, vamos… -dijo haciendo amago de comenzar a caminar.

-O también –dije pegandola a mi sin dejar que se moviese- podriamos ir a casa...

-¿Y la maleta? –dijo mirandome fijamente- yo quiero mi maleta.

-Podriamos venir a por ella mañana…-dije comenzando a besar su cuello- y así disfrutaríamos la ultima noche que nos queda libre…

-Así que es eso…-dijo con una sonrisa picara- quieres disfrutar la ultima noche.

-Si –dije subiendo mi boca hacia su oido y mordiendo el ovulo de su oreja.

-Pues yo quiero mi maleta –dijo con una sonrisa apartandose de mi- así que, primero la maleta y luego casa.

-Corta rollos… -dije empezando a caminar.

-¿Qué has dicho? –dijo ella siguiendo mis pasos.

-¿Yo? Nada, he suspirado… -dije girandome para mirarla.

-Ya, ya veo –dijo sonriendo y pegandome una palmada en el culo- yo corta rollos, y tú un salido.

-¿Ves? –dije agarrandola de la cintura y siguiendo el camino hacia la cafeteria- somos la pareja perfecta.

-¿Acaso lo dudabas? –dijo con una sonrisa mientras depositaba un beso en mi mejilla.

-Jamás –dije depositando un beso en su frente con la misma sonrisa.

-¿Qué vas a querer? –dijo sentandose y abriendo la carta.

-No sé... –dije sentandome enfrente de ella- cualquier cosa, me muero de hambre…

-Yo quiero tortilla…-dijo dandome la carta- no tengo mucha hambre.

-Bueno, yo creo que tomare lo mismo –dije mirandola- pero de patatas…Cris ¿estas ahí? –pregunte al ver que tenia la mirada perdida y ni me escuchaba.

-¿Eh? –dijo girandose para mirarme- si, si, estoy aquí.

-¿En qué pensabas? –pregunte con una sonrisa viendo su cara desorientada.

-En nada… -dijo girando la cabeza de nuevo- estaba mirando a ese niño de allí.

-Es muy mono –dije girandome para mirarlo.

-Es tan pequeñito… -dijo sin apartar la vista de él.

-Es lo que tiene los bebes, que son pequeños…-respondi con una sonrisa.

-Calla, tonto… -dijo mirandome por un segundo y volviendo la mirada al niño- sabes a lo que me refiero, parece tan frágil.

-Es muy pequeñito –dije mirandolo fijamente- apenas tendra dos años.

-Dani… -dijo mirandome- ¿tú alguna vez…?

-Yo alguna vez ¿qué?  -dije girandome para mirarla.

-Ya sabes… -dijo con timidez- ¿te has imaginado eso conmigo?

-¿Tener un hijo? –dije sin apartar la vista de ella.

-Si, bueno, no solo eso… -dijo jugando con sus manos- me refiero a un futuro.

-Sí –dije con una sonrisa- más veces de las que te imaginas.

miércoles, 12 de septiembre de 2012


Circulando en mi interior
retorciendo mis arterias.

Capitulo cincuenta y seis:
 Silencio. Tan solo hay silencio. Miro al techo y suspiro. Giro la cabeza, la miro fijamente, ella ni se inmuta, me da la espalda. Apenas la oigo respirar. Giro la cabeza de nuevo y comienzo a observar las formas del techo.

Quiero dormir, olvidarme de todo. Pero no puedo, soy incapaz. Siento una presión en el estomago que sube hacia el pecho. Ella suspira, yo giro la cabeza de nuevo. Observo su pelo, su espalda, sus brazos… ¿Qué he hecho mal?

Bueno, tal vez, me haya precipitado al pensar que ella se iba a enfadar, pero después de todo ¿no lo ha hecho? También es verdad que le he mentido, y tal vez, si ella me hiciera lo mismo a mi también me enfadaria.No, no, no. Yo no tengo la culpa de nada. Yo no le he dado motivos para hablarme a sí. Aun que bueno, yo he empezado a hablarle mal primero…

Suspiro de nuevo y giro mi cuerpo para tener una mejor visión. Esta tan guapa cuando se enfada…. Me acerco lentamente y acarico su mano. Ella se queda inmóvil y  pasados dos minutos mueve su mano.

Me acerco más a ella, beso su mejilla. Ella mueve la cabeza y la unde más en la almohada. Sonrio, es una niña. Pego su cuerpo al mio y me abrazo a su cintura. Ella se aparta, pero me niego a dejarla ir, la pego aun más a mi.

Beso su hombro y ella intenta alejarse una vez más. Subo el beso hacia su mejilla y apenas mueve la cara. La pego aun más a mi y escondo mi cabeza en su cuello.

-No te enfades… -digo sin separarme ni un centimetro de ella. No responde, ni si quiere se mueve- venga… -dejo un pequeño beso en su cuello y vuelvo aspirar su olor- no nos enfademos por una tonteria.

-No es una tonteria –dice en un susuro.

-Lo es… -digo haciendo que se gire para mirarme, ella no se resiste.

-No lo es –dice mirandome fijamente- me has mentido…

-Sabes que no queria mentirte –digo acariciado su pelo- simplemente no queria que nos pelearamos, sabia la ilusión que hacia este vieje.

-Es que si me lo hubieras contando en su momento, no me habria puesto así –dice cruzandose de brazos y frunciendo el ceño.

-Para mi no era importante –digo acercandola más a mi y colocandome poquito a poco encima de ella- era una tonteria, como si me enviara un mensaje Moni o cualquier persona del equipo.

-Aun así deberias haberme lo dicho –dice sin apartar la vista de mi, con los brazos aun cruzados.

-Lo sé…. –dije depositando pequeños besos sobre su cuello- y lo siento.

-Eres un imbecil –dijo entrelazando  sus manos alrededor de mi cuello.

-¿Sabes? –susuro en su oido- me pones loquisimo cuando te enfadas…

No obtengo respuesta, pero tampoco la espero. Uno sus labios con  los mios, los choco con fuerza. Ella se aferra a mi, me apreta contra ella. Adentro mis manos por su camiseta y comienzo acariciar su tripa. Ella se separa de mi y se desahace de mi camiseta con rapidez, con ansia.

Se aferra a mi espalda y baja su boca hacia mi cuello para incar sus dientes en él. Un gruñido se escapa de mi boca a la vez que me deshago de su camiseta. Apenas la dejo reincorporarse en la cama antes de baja mis besos hacia su cuello.

Ella suspira y yo sigo bajando mis a la vez que mi mano sube. Acaricio su pezón por encima del sujetador y deslizo un tirante con la otra mano. Bajo mis besos hacia llegar hasta su pecho, deslizo la tira del todo y atrapo su pezón entre mis dientes.

Apreta sus caderas contra las mias, y sus labios bajan hacia mi cuello mientras algunos gemidos se escapan de su boca. Desliza su mano por mi pecho, hasta llegar al filo de mis pantalones. Comienza acariciar mi miembro por encima del pantalón. Suspiro y bajo mi mano hasta chocar con la suya, la freno y deslizo mi lengua por se pezón.

Suspira, y separa su mano de la mia lentamente. Adentra su mano en mi pantalón y muerdo mi cuello con fuera. Suspiro y bajo mi boca hacia su pecho nuevamente. Comienza a mover la mano y apenas pasan dos minutos antes de adentrarla en mi ropa interior.

Gruño y me separo de ella buscamente. Agarro su mano y la coloco por encima de su cabeza. Ella se rie y yo comienzo a tirar de sus pantalones y ropa interior. Una vez en el suelo, comienzo a desprenderme de mi ropa.

Ella me ayuda mientras su boca sube hacia mi labio para morderlo lentamente. Rodeo su cintura con fuerza y la pego más a mi. Ella suspira al sentir mi calor y rodea mis caderas con sus piernas. Sonrio y bajo mi boca hacia su cuello, ella alza sus caderas en un suspiro y me mira con ojos suplicantes.

Muerdo su cuello suavemente y ella hinca sus dedos en mi cabeza para chochar su boca con la mia con fuerza. Vuelve alzar las caderas mientras un suspiro sale de sus labios. Vuelvo a sonreir y atrapo su labio entre mis dientes.

Me besa con más fuerza y aprovecha el impulso para colocarse encima mio. Se separa lentamente de mis labios y sonrie. Alza sus caderas y me une a ella lentamente. Un pequeño gemido sale de mis labios mientras agarro su cintura con fuerza. Apenas me da tiempo acostumbrarme a su contacto cuando comienza a moverse con rapidez.

Subo mi mano hacia su pelo y atraigo su cabeza para chocar sus labios con los mios. Pero ella lo evitar, y pega su cabeza a la mia para colocar sus labios cerca de mi oido. Oigo su respiración acelerada, los gemidos saliendo de su boca. Hinco mis manos en su cintura con más fuera y comienzo a moverme con mayor rapidez. Sus gemidos se multiplican y yo estoy apunto de explotar. Bajo mi boca hacia su pecho y atrapo su pezon entre mis dientes. Ella grita con fuerza y la siento estremecerse a la vez que clava sus uñas en mi hombro. Pocos segundos después sigue con su ritmo mientras vuelve a llevar sus labios hacia mi oido. Y esta vez,  exploto.

Ella sonrie y sin sacarme de ella se tumba sobre mi pecho. Acaricio su pelo mientras escucho mi corazón latir con fuerza. Ella me mira y sonrie.

-Creo que tengo que empezar a enfadarme más a menudo…

martes, 11 de septiembre de 2012


En un lado todo el daño,todo lo bueno en el otro.
Pero tú nunca en el centro,siempre haciendo algún destrozo.

Capitulo cincuenta y cinco:
 -No me puedo creer que este cenando una hamburguesa el día de fin de año, y encima, en pija… -dije mientras me llevaba una patata a la boca.

-Pobre, estas sufriendo ¿verdad? –dijo ella riendo a la vez que me tiraba una patata.

-Sabes que no, idiota –dije sonriendo- pero a estas horas me tendria que estar preparando para salir y pegarme la juerga del año, y aquí esto.

-Ains, que el nenito se esta dando cuenta de que se hace mayor –dijo burlandose a la vez que miraba el movil.

-Yo no envejezco, nenita –dije  guiñandole un ojo- ¿y? ¿Qué te cuenta Moni? ¿Alguna novedad por Madrid?

-No hay nada nuevo –dijo tecleando y subiendo la vista para mirarme- parece que todo esto esta tranqui. Ah, bueno, no –y se llevo una patata a la boca mientras fijaba la mirada en el movil- por lo visto han pillado a Lara y Ramos por ahí y todo twitter esta revolucionado.

-No me extraña –dije intentando sonreir, casi sin querer, se me habia acelerado el pulso.

-¿Por? –dijo ella apartando la mirada del movil y mirandome fijamente.

-¿Por qué va a ser? Pues porque son una pareja influyente y bueno –conteste secamente- ya sabes, la prensa cotilla y esas mierdas.

-Dani ¿qué pasa? –dijo ella sin apartar la mirada de mi.

-¿Qué va a pasar? –dije dejando la comido en el plato.

-Que contestas de una manera… -dijo casi en un susuro.

-Es que haces preguntas absurdas, hija –dije cogiendo mi movil y apartando la mirada de ella.

-¿De verdad que no pasa nada? –dijo sin apartar la vista de mi.

-Que no, cansina –dije sin mirarla.

-¿Me lo juras? –dijo acariciando mi mejilla y obligandome a mirarla. Me quede en silencio y ella aparto la mano-  Dani ¿Qué ha pasado?

-No a pasado nada –dije metiendome las manos en los bolsillos del pantalón- simplemente hace unos días recibi un mensaje de Lara, diciendo que queria verme, que lo sentir y bla bla bla.

-¿Y? ¿Qué le dijiste? –dijo cruzandose de brazos y mirandome fijamente.

-La dije que estuviera tranquila, que no pasaba nada y que si, que algun día podríamos quedar -dije mirando para otro lado.

-Ah, muy bien –dijo de manera un poco brusca- ¿y cuando fue eso?

-Dos a tres días antes de mi cumpleaños, no me acuerdo bien –dije mirando y apartando la mirada al instante, sus ojos echaban chispas.

-¿Y por qué no me lo habias dicho? –dijo sin apartar un segundo la mirada de mi.

-Porque sabia que te ibas a enfadar, sabia que te lo ibas a tomar a mal y entonces, preferi no decirtelo –dije moviendo las manos detro de mis bolsillos- ojos que no ven corazón que no siente ¿no?

-Asique asi va esto ¿no? Pues vale –dijo levantandose de la silla y caminando hacia la habitación.

-¿Ves? Por esto mismo no te lo queria decir, ya te has cabreado –dije llendo detrás de ella.

-En eso te equivocas, si me lo hubieses dicho lo habria tomado como que estabas hablando con una amiga más y punto –dijo girandose y mirando- pero te lo has callado. Y si te lo callas, tal vez, es porque los mensaje no eran tan inocentes ¿no?

-Estas sacando las cosas de quicio, eso no es así –dije con voz suave intentando calmarla y acercandome a ella.

-Ah ¿no? Pues yo lo siento así –dijo alejandose y levantado la voz.

-¡Ya te he explicado que no queria que te enfadares! –dije elevando la voz- ¿qué más quieres? ¿Qué te firme una disculpa con sangre por habertelo ocultado?

-Es que no es solo eso, es que encima, vas y no me lo dices cuando te pregunto –dijo elevando más la voz- te haces el loco y me dejas por loca a mi.

-Simplemente no queria joder la noche –dije sin apartar la vista de ella mientras ella se cruzaba de brazos- pero vamos, que ya esta completamente arruinada.

-Si no te hubieras comportado como un capullo, tal vez, tendriamos una noche normal y tranquila –dijo elevando un hombro y mirandome con condescendencia.

-Si no fueras una niñata, tal vez, no tendria que comportarme como un capullo –dije cruzandome de brazos.

-¡Me tienes HARTA con eso de que soy una niñta! HARTA –dijo elevando más la voz y comenzando a gesticular- tengo mucha más madurez que tú, y, por lo menos, yo digo las cosas a la cara, no como otros.

-Si, bueno, la madurez en persona eres –dije con su mismo tono de voz- si no te enfadaras por tonterias yo no tendria que ocultarte nada.
-¿Sabes qué? Mejor me voy a la cama, porque tú no entiendes nada, y salta a la vista que no quieres entender –dijo bajando la voz y mirandome seriamente antes de empezar andar- Disfruta de tu cena y de tu noche traquila.

Si le dices la verdad se cabrea, se la ocultas también ¿quien cojones entiende a las mujeres?

miércoles, 5 de septiembre de 2012



 Ahora da la sensación,
de que todo está en mis venas
Capitulo cincuenta y cuatro:
Sus manos se entrelazan alrededor de mi cuello. Ella sonrie, se pega más a mi. Acaricia mi mejilla y va bajando hacia mi cuello, mi hombro, mi pecho. Mis rodillas tiemblan y ella sigue ahí, mirandome fijamente con una sonrisa. Su mano es suave y siento como mi piel se eriza al contacto de sus dedos. Veo las gotas de agua caer por su boca, la miro fijamente y acerco su cuerpo aun más al mio, quiero atacarla, devorarla. Pero ella solo rie, y mientras su mano se desliza por mi espalda, su boca se adueña de mi cuello.

Yo no reaciono, no sé donde estoy, me he perdido. Apenas recuerdo como respirar. Noto su sonrisa en mi cuello al escaparse un pequeño suspiro de mis labios. Quiero quejarme, llamarla niñata, preguntarle que a juega, pero no tengo fuerzas. Tal vez, ni si quiera quiero. Su boca  va subiendo y se topa con mi mejilla. Apenas hay un leve contacto con sus labios, pero siento un escalofrío recorrer mi cuerpo.

De repente, oigo su respiración. Cerca, muy cerca. Sus labios se posan sobre el ovulo de mi oreja y deposita un beso que incluso parece tierno. Yo sonrio, y busco su boca. Ella sonrie, y se aparta. Vuelve a bajar su boca hacia mi cuello y yo juraria que se podian oir los latidos de la mi corazón desde la otra punta de la habitación. Su mano recorre mi pecho nuevamente, haciendo que su cuerpo se separe del mio. Casi por inercia un quejido sale de mi boca, no sentir su piel es doloroso.

Baja sus besos hacia mi pecho, muy despacio, como con cuidado, como si pudiera romperme. Duele, daña, enloquece. Siento como apenas puedo mantenerme en pie, las piernas me fallan. Sus besos vuelven a subir, nuevamente hacia mi mejilla. Esta vez, no se trata de un solo beso, si no varios. Lentos y dolorosos. Deposita un beso en mi nariz y me mira sonriendo, como si yo fuera su juguete nuevo y me estuviera estrenado, analizando.

Sus labios apenas rozan la comisura de las mios. Sus besos vuelven hacia mi mejilla. Mojo mis labios, necesito el contacto de los suyos. Siento la presión en mi pecho, el dolor, ese dolor tan distinto. Ella roza mis labios, lo hace con cuidado, muy despacio. La agarro de la cintura, la pego a mi, mi cuerpo no soporta estar lejos del suyo. Busco su boca casi con desesperación, pero ella se separa, alza la cabeza y vuelve a sonreir.

Me siento mareado, confuso. Entonces ella posa sus labios sobre los mios. Muy lentamente, como si no sienta ese calor que recorría todo mi cuerpo. Sus labios se mueve suavemente, acarician los mios, guardan su tacto. Su boca sabe algodón de azucar, todo se vuelve más confuso, estoy perdido. Nuevamente bajo su mano para recoorrer mi cuerpo.

Separa lentamente sus labios de los mios y los baja hacia mi cuello incandome los dientes con sumo cuidado. Sigo mareado, aturdido. La separo de mi, la miro fijamente. La presiono contra la pared y pego su cuerpo al mio mientras apoyo mis manos en la pared para evitar su huida.

-Cris ¿a que juegas? –apenas consigo que las palabras salgan de mi boca, mi respiración esta entrecortada, alborotada.

-Te quiero volver loco… -dijo entrelazando sus manos alrededor de mi cuello.
Entrelazo mis brazos en su cintura, la apreto contra mi y hago fuerza para levantarla. Ella entrelaza sus piernas en mi cintura, se amolda a mi.

-Ya me tienes loco –digo pegandola a la pared para sostenerla- completamente loco.

Entonces me adueño de sus labios. Con desesperación, con furor, con ansiedad, con pasión. Mis labios chocan con los suyos con fuerza, me pego más a su cuerpo, necesito más, mucho más. Alza las caderas y se aferra a mi espalda. Mi introduzco en ella, nos hacemos uno.

Nos sentimos uno. Como si su cuerpo estuviera hecho unica y exclusivamente para almoldarse al mio. Como si fuera la ultima pieza de un rompecabezas que te hace sentir completo del todo. Noto la presión de sus uñas en mi espalda, me araña, me daña, me gusta.

Su respiración se acelera mientras mis movimientos son lentos, pausados. La miro, alza la cabeza y se muerde el labio. Suspira y me mira fijamente. Se apodara de mis labios, con ansia. Pidiendome en silencio más, sin saber ni si quiera el como, ni el que, simplemente más.

Acelero mis movimientos y ella murmura mi nombre entre mis labios. Sus manos suben y bajan de mi espalda a mi pelo. Se aferran con fuerza. Yo inco mis dedos en su espalda con más fuerza, haciendo que se mueva a mi ritmo.

Ella me sigue, se aferra más a mi y se vuelve apoderar de mis labios. Me clava las uñas con fuerza mientras un grito feroz sale de sus labios siento su cuerpo contraerse y escondo mi cabeza en su cuello mientras acerlero aun más los movientos.

Entonces ella comienza a moverse de nuevo, piensa jugar hasta el final. Siento mi cuerpo contraerse y siento la sonrisa en sus labios mientras los pego a los mios. Escondo nuevamente la cabeza en su cuello y la bajo lentamente relajando mis brazos.

Ella sonrie, y yo la pege a mi cuerpo con la misma sonrisa mientras intetaba calmar mi respiración.

-Al final va a resultar que la que se pone loquita eres tú… -dije devolviendola nuevamente a ese chorro de agua del que hace tiempo nos habiamos olvidado mientras depositaba pequeños besos en sus labios.

-¿Y ahora te das cuenta? –dijo echando champú en la cabeza y besando mis labios- me tienes loquita.